Cuando el ser humano se conoce y toma las riendas de su persona, comienza el camino hacia los verdaderos milagros.

domingo, 17 de febrero de 2013

Consejos prácticos para reducir la sal en las comidas

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Sal
Sal (WIKIMEDIA)
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  • El consumo medio es de 9,7 gr. persona/día, el doble de lo recomendable.
  • A medida que se ingiere menos sal, la preferencia por lo salado se reduce.
  • El 15% de la sal que consumimos es la que añadimos al cocinar.
  • El sodio de la etiqueta no es sal: multiplicaremos por 2,5 los gramos señalados.

Reducir la ingesta de sal a la mitad podría evitar miles de muertes cada año por isquemia cerebral e infartos. Lo asegura la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN).

Comer con mucha sal es un factor de riesgo de sufrir hipertensión arterialY es que comer con demasiada sal es un importante factor de riesgo de sufrir hipertensión arterial, lo que a su vez aumenta la posibilidad de enfermedad cardiaca y accidente cerebrovascular.

El consumo medio de este condimento es de 9,7 gramos por persona al día, casi el doble del valor recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Lo interesante, como recuerda Eroski/Consumer, es que el gusto por la sal es adquirido, de modo que se puede modificar y educar hasta lograr que disminuya. A medida que se ingiere menos sal, la preferencia por lo salado también se reduce. Para ello, podemos seguir las siguientes recomendaciones:
  • Comer más alimentos frescos, que contienen menos sodio.
  • Reducir el uso de la sal al cocinar y dejar que cada comensal agregue la cantidad que desee en los platos individuales, como las ensaladas.
  • Sazonar con especias y hierbas aromáticas ayuda a reducir de forma paulatina la adición de sal a los platos.
  • Cocinar los alimentos al vapor: al no haber un medio con el que el alimento entra en contacto, no hay cesión de sustancias y se conserva mejor el contenido natural del sodio del alimento.
  • La sal oculta de los alimentos elaborados es la más difícil de rehuir. Conviene reducir la ingesta de productos procesados, y en su caso, escoger los elaborados con menos sal o sodio (ver y comprobar la información de la etiqueta nutricional).
  • La sal marina, por su sabor más fuerte, permite emplear menos cantidad para dar sabor a las comidas.
  • Sustituir la sal por una de bajo contenido en sodio: aporta la mitad de sodio que la sal común.
Para asegurar unos hábitos alimentarios correctos, las etiquetas expresan a menudo el contenido de sal en gramos (g). El sodio, aunque se utiliza como sinónimo, no es sal. Por este motivo, para conocer la cantidad exacta de sal, hay que multiplicar por 2,5 los gramos señalados en sodio.

Cómo medir la sal al cocinar

Cerca de un 10% del sodio que consumimos está presente en los propios alimentos; otro 75% se agrega durante el proceso de elaboración; y el 15% final es el que añadimos al cocinar. Para no pasarnos, podemos seguir estas pautas:
  • En los cocidos, no conviene salar ni probar el punto de sal hasta el final.
  • El reposo de los potajes aumenta la concentración de los sabores; mejor rectificar al final.
  • El frío potencia este proceso. Si dejamos el guiso de un día para otro en la nevera, el sabor del plato se concentra aún más. Debemos dejarlos un poco sosos para añadir el punto de sal cuando los volvamos a regenerar.
  • Si queremos alimentos jugosos cocinados en la plancha, sazonamos al final.
  • Si buscamos que los aromas penetren en el alimento hay que sazonar al principio.
Fuente: 20minutos.es

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