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domingo, 22 de enero de 2012

Los españoles conviven con miles de sustancias neurotóxicas en sus puestos de trabajo

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Fábrica
Imagen de una fábrica española. (ARCHIVO)
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  • Los trabajadores manipulan todo tipo de sustancias que pueden ser peligrosas para el sistema neuronal.
  • Pueden provocar dolencias leves y reversibles como cefaleas, pero también definitivas como alzhéimer o parkinson.
  • El número de muertes por "cáncer laboral" es quince veces superior al de fallecidos en accidentes laborales.

Los españoles están expuestos en el trabajo a numerosas sustancias químicas muy tóxicas y peligrosas para el sistema neuronal y que pueden provocar, por contacto o por inhalación, dolencias leves y reversibles como cefaleas o confusión, pero también alteraciones neurológicas irreversibles como alzhéimer o parkinson.

Casi un 18% de los trabajadores manipula contaminantes químicos, aunque la presencia de sustancias o combinados potencialmente peligrosos se extiende a prácticamente todos los sectores productivos.
De hecho, la exposición a sustancias químicas peligrosas causa cada año en España más muertes que los accidentes de trabajo, razón por la que desde diferentes estamentos se ha incidido en la importancia de prevenir los riesgos para aumentar la competitividad y productividad empresarial y para reducir el coste de los accidentes y de las enfermedades.
"Estamos absolutamente rodeados de un riesgo que conviene conocer", ha señalado el neurólogo Mariano Montori, responsable del Grupo de Estudio de Neurología del Trabajo de la Sociedad Española de Neurología, y se referido a los estudios ya publicados en Europa según los cuales el número de muertes por "cáncer laboral" es quince veces superior al de fallecidos por accidentes laborales.

Más de 100.000 sustancias neurotóxicas

Según datos de la Sociedad Española de Neurología, los europeos manipulan en el ámbito laboral 100.000 sustancias potencialmente neurotóxicas (las combinaciones serían infinitas), pero solo un millar están convenientemente estudiadas.
Para tratar de controlar todas las sustancias químicas que se utilizan en Europa, la UE se dotó del reglamento Reach (Registro, Evaluación y Autorización de Químicos) para mejorar la información existente sobre cada producto que se comercializa y elevar los niveles de seguridad para proteger la salud humana y el medio ambiente.
Con 'Reach' se obliga a las empresas a analizar los productos químicos que usan y evaluar sus potenciales riesgos para los trabajadores que entren en contacto con ellosEl reglamento establece un calendario de obligado cumplimiento para todos los productos, que comenzó en 2010 y que no concluirá hasta el año 2018.
Hasta la fecha, la gigantesca base de datos que se está generando en cumplimiento de esa reglamentación contiene información referida a más de 28.000 sustancias o componentes químicos que se comercializan en la UE.
El registro incluye incluso un índice de "sustancias altamente preocupantes", en el que se incluyen todos aquellos productos que a juicio de la Agencia Química Europea no deberían en ningún caso ser utilizados sin autorización, debido a sus potenciales riesgos cancerígenos o mutagénicos.
Así, Mariano Montori ha advertido de la importancia de conocer estas sustancias, de estudiarlas y de conocer sus peligros potenciales para prevenir riesgos y enfermedades, y se ha mostrado convencido de que Reach "va a poner un poco de orden en todo esto", al obligar a las empresas a analizar los productos químicos que usan y a evaluar sus potenciales riesgos, y entre ellos los neurotóxicos.
Pero a su juicio, el principal riesgo de este registro europeo es que se acabe convirtiendo en un simple automatismo, y que las empresas se limiten a comunicar lo que fabrican o las sustancias con las que trabajan, pero sin llegar a identificar y evaluar en profundidad los riesgos.
La pregunta entonces es: ¿estamos en estos momentos en condiciones de conocer todo el riesgo?, y Montori responde: "No existe ninguna institución capaz de conocerlos y documentarlos todos. Es un trabajo ingente".
Los datos de la Sociedad Española de Neurología apuntan que en España la exposición a contaminantes químicos se debe a la utilización directa de productos químicos en el puesto de trabajo, y sus cálculos cifran en un 17,6% el porcentaje de trabajadores que manipulan contaminantes químicos.
Aún es mayor (un 22%) el porcentaje de europeos que inhalan humos y vapores durante el menos una cuarta parte de su vida laboral, y los médicos han advertido de que la inhalación en los ámbitos laborales es precisamente la vía de absorción de sustancias neurotóxicas más frecuente.
Las exposiciones de corta duración o a dosis bajas pueden causar efectos reversibles, como cefaleas o mareos, pero cuando se trata de exposiciones prolongadas en el tiempo a sustancias potencialmente neurotóxicas se pueden llegar a producir alteraciones neurológicas o morfológicas irreversibles.

La química no tiene la culpa, según los expertos

Los neurólogos han advertido de que los síntomas que se producen en el sistema nervioso periférico, como los hormigueos, calambres, las náuseas o las dificultades para respirar, son muy conocidos, pero no lo son los síntomas y las repercusiones que pueden llegar a tener en el sistema nervioso central.
Las sustancias peligrosas pueden estar en tapicerías, ropa, colorantes, insecticidas e incluso alimentosPero los médicos adscritos al grupo de estudio de Neurología en el Trabajo de la SEN han recopilado ya muchos estudios realizados y han llegado a algunas conclusiones: que la exposición a pesticidas está asociada a un mayor riesgo de padecer párkinson o alzhéimer, que los disolventes pueden ocasionar síntomas neuropsiquiátricos o daños cerebrales, o que la exposición a metales interviene en la formación de placas seniles.
Mariano Montori ha subrayado la importancia de conocer si detrás de enfermedades o dolencias como el párkinson, el alzhéimer, un cuadro de confusión o un deterioro cognitivo se pueden esconder sustancias tóxicas presentes en el ámbito laboral o doméstico, para aplicar el tratamiento más adecuado, para "salvaguardar" al trabajador del sitio que está "contaminado" y prevenir que otros empleados sufran la misma neurotoxicidad.
Lo cierto es que las sustancias de esas características están presentes en todas partes (en las tapicerías de los coches, en la ropa, en los colorantes, en los alimentos, insecticidas o pesticidas). "Estamos expuestos a múltiples sustancias, a dosis pequeñas y de una forma continuada", ha observado el neurólogo, y ha insistido en una cosa: no criminalizar a la química.
La propia Agencia Europea de Productos Químicos advierte de que la vida no existiría sin los productos químicos y que algunos de los más peligrosos (el arsénico o la belladona) son de origen natural, pero también reconoce que su nombre evoca peligros en potencia y que su presencia está habitualmente asociada a señales de peligro, a calaveras y a tibias cruzadas.

(Fuente: 20minutos.es)

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